Comencé a ambientarme de nuevo y a llenar aplicaciones de trabajo por internet. Primero llenaría aplicaciones para empresas grandes y reconocidas y luego para los sitios de búsqueda de empleo. El proceso es lento y tedioso y me rindió muy pocos frutos, pues la mayoría de las aplicaciones no merecieron siquiera acuse de recibo. Algunas aplicaciones fueron rechazadas pues me dijeron sólo se contrataba a gente con "work permit" y que ellos no podían ayudar en el trámite del mismo. Por mi cuenta no podía tramitar el dichoso permiso de trabajo, pues requería de un empleador o patrocinador que lo tramitara por mí. Así que se trataba de un círculo vicioso en el que para conseguir trabajo se necesita de "work permit", pero para conseguir "work permit" se necesita tener trabajo.
Año Nuevo también fue un tanto diferente a lo que tenía acostumbrado. En esta ocasión el chiste consistió en ir a un pub y tomar y tomar hasta que poco antes de las doce de la noche se dió la cuenta regresiva, los abrazos y se cantó (a tonada de la rola del Camp los Ícaros):
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“Should all acquaintance be forgot
and never brought to mind Should all acquaintance be forgot for the sake of auld lang syne” |
Pasó enero y vino febrero. Conocí Oxford cuando al ser plantado en una entrevista decidí permanecer en el lugar por una noche y aceptar una entrevista al día siguiente. Me pareció el lugar más bonito de lo que vi en Inglaterra. Edificios realmente bellos por todos lados, pero no fui a Cambridge que se supone también es muy bonito. Me quedé en casa de Liv que a penas había conocido en Navidad y conocí a Justin, el malabarista, que muy amablemente me llevó al Turf Tavern (uno de los pubs más viejos de Inglaterra). Más tarde fuimos a un pub de música viva para escuchar Jazz y ver perder al Sheffield United contra Liverpool en la semifinal de la Worthington Cup. Al día siguiente vi a López Portillo y regresé en la tarde a Sheffield.
Luego, un sábado fui al acuario de Hull y a conocer la ciudad, que aunque tiene fama de ser ciudad gacha, violenta y peligrosa, no me pareció así. Será que estoy curado de espanto al ser chilango y los barrios bravos ingleses no me parecieron tanto. La ciudad me pareció como cualquier otra ciudad inglesa, el acuario me gustó mucho y lo que se ve en la foto de la derecha, la versión inglesa del Golden Gate, me pareció valió la pena de visitar (the picture on the right is actually two pictures pasted together; both pictures were taken by Jess).
Otro fin de semana, fui invitado a ir a Londres para visitar a Stu y ver la exposición de Aztecs en el London Academy of Arts. Eran mis últimos días en Inglaterra y aunque no tenía aún mi boleto de regreso a México, ya sabía que muy pronto debería partir pues la situación laboral se mantenía sin cambios (seguía desempleado) y se acercaba el plazo que había marcado para mi regreso (la boda de Fernando).
Pero antes de que me ponga sentimental por haber dejado a mis amigos y haberme tenido que regresar mejor le paro a la escritura de esta página. Finalmente creo que aunque no encontrara trabajo y se me acabara el veinte de esta etapa, esos pocos meses se pueden resumir en una experiencia muy agradable.
Para terminar más fotos. Ahora de cuando fui a Irlanda en febrero con mi amigo Top.