Había resultado muy fácil llegar a Paris y con esa idea programé el despertador para al día siguiente despedirme. Sólo habría que caminar unas pocas cuadras, tomar el camión y llegar al aeropuerto, pero faltaban por considerar otros detalles:
- Salí el último viernes de parranda, regresamos en el Noctanbus de las 3:30am y terminé acostándome pasadas las 4am.
- No escuché el despertador que había ya programado y se me hizo media hora más tarde de lo pensado. De no haber sido por el despertador emergente que se le ocurrió a mi anfitrión programar, me hubiera quedado otra semana en Paris.
- Las cuadras que había que caminar para llegar a la parada del camión estaban de subida. A diferencia de como lo había hecho en el aeropuerto, ahora no tenía carrito donde subir el equipaje y el trayecto completito lo tenía que hacer jalando las maletas. Alrededor de las 7 de la mañana y después de acarrear el equipaje unos 300 o 400 metros, estaba ya bañado en sudor y sin aliento, pero finalmente en la parada del camión. Una vez más, de no haber sido porque el Top me echó la mano jalando una de las maletas, me hubiera quedado otra semana en Paris.
- El camión habría de llevarme al aeropuerto, pero recorrería todas las terminales dejando la mía al último.
- La cola para documentar equipaje en British Airways era kilométrica.
- El aeropuerto Charles de Gaulle, a diferencia de Orly, estaba vuelto loco por el atentado terrorista. Revisiones exhaustivas y más filas kilométricas.
- Había olvidado que el correr por aeropuertos con mi “maleta de mano” no era nada fácil. De hecho, tanto era el peso de mi maleta de mano que llegando a Manchester se rompió una de las asas de donde se agarra. También se rompió el asa de la maleta más grande que traía, pero debo decir que tuve suerte en que se rompieran hasta llegar a Manchester y no durante mi acarreo por las calles parisinas.
Ya en Manchester un camión de la universidad me llevó a mí y a otros 15 o 20 estudiantes hasta el lugar donde se debían recoger las llaves de la casa. Firmé algunos papeles, me dieron algunos otros y me pidieron un taxi que me llevaría a Crookesmoor Road 432.
Ésta es mi casa arriba del cerro y mi cuarto es la ventana doble de arriba a la derecha. Subes las escaleras, abres la puerta, volteas a la izquierda y así es como se ve más o menos. Es amplio y tiene buena luz de día, pero todavía me faltan algunas cosas para sentirme completamente a gusto. Por ejemplo, en la foto se ven un montón de cosas sobre el escritorio y lo que pasa no es que sea un marrano, sino que simplemente no tengo dónde acomodarlas. Ya me estaré comprando algún otro mueble y una lámpara de escritorio, para más adelante poder sentarme a leer con buena luz de noche.
Y digo es mi casa en el cerro pues literalmente está arriba de un cerro. No conozco todavía bien la ciudad y no he andado más que por el rumbo de la universidad, pero en general todas las calles están de subida y de bajada. Por ejemplo Crookesmoor Road está de bajada cuando voy de mi casa a la universidad, y West Street está de subida desde el centro de la ciudad hacia la escuela. Entonces, les decía que mi casa está arriba de una de las cordilleras que atraviesan la ciudad.
La cocina, el comedor, los dos baños y las dos regaderas son áreas comunes y las comparto con los compañeros de casa. Parece chiste, pero había una vez una casa con un chino (Fan Lu), un griego (Manos Kardamylas), un nigeriano (Olu Bolumole), tres ingleses (Graham West, Dominique Rousseau y Robert Adams) y dos mexicanos (Luis Fernández de Córdoba Miranda y Yoni). Dos son estudiantes de leyes (uno de maestría, otro de carrera), un estudiante de medicina (carrera), uno de arquitectura (maestría), uno de ingeniería de control (maestría) y los demás relacionados al área computacional (los tres de maestría). El más joven de 22 años y el menos de 28.
La foto de arriba no es un comercial de United Colors of Bennetton, ni tampoco de ayuda a los niños de UNICEF, es la prueba de que todo el párrafo anterior es la verdad. Estamos en el comedor de la casa un sábado a las 7 de la noche de derecha a izquierda: Dom, Graham, Rob, Luis, Manos, Yoni, Fan y Olu.
Dos fotos más, la cocina de la casa y lo que veo algunas mañanas cuando abro las persianas y se tiene el inusitado acontecimiento de un día soleado sobre el piso mojado.